Una sonrisa cuesta poco,
pero vale mucho.
Quien la recibe la
agradece.
Dura sólo un instante
y su recuerdo, a veces,
perdura por toda una vida.
No hay nadie tan rico
que no la necesite,
ni nadie tan pobre
que no pueda dar.
Produce felicidad en el
hogar
prosperidad en los
negocios y
es contraseña entre los
amigos.
Es descanso para el
cansado,
luz para el desilusionado,
sol para el triste y,
antídoto para los
problemas.
No se puede comprar
ni pedir prestada,
tomarla o robarla
sirve sólo como regalo.
Y nadie necesita tanto
de una sonrisa como quien
se olvidó de sonreír.
Sonríe siempre porque
la sonrisa es el mejor
regalo
que podemos recibir y
el mejor regalo
que podemos ofrecer.
Autores de la selección:
Simón Duro e Isidre Durán
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